El antiguo alcázar de los reyes sevillanos, hoy Reales Alcázares de Sevilla, fue en origen una fortaleza construida en el año 712 por los primeros invasores árabes de la península para controlar desde allí el paso por el río Guadalquivir. Más tarde, los emires almohades lo convirtieron en un magnífico alcázar protegido por la recia muralla que se conserva hoy en su totalidad.
Tras la toma cristiana de Sevilla por Fernando III El Santo en 1248, el Alcázar fue usado como residencia por los reyes de Castilla, quienes lo vivieron con desigual asiduidad -allí pasó sus últimos años y murió su hijo Alfonso X El Sabio-, pero sin hacerse en él reformas de importancia hasta mediados del siglo XIV con la llegada al trono de Pedro I El Cruel.
Gran admirador de la cultura árabe, tanto en lo estético como en lo político, Pedro I vivió en él y entre 1364-66 construyó su propio palacio en su interior, adaptado a su corte pero sin renunciar a la estética islámica, para la cual contó con artistas que habían trabajado en La Alhambra -enviados por el sultán de Granada-, y con artesanos mudéjares de Toledo.
La filiación de este alcázar con los palacios granadinos es clara, tanto en su portada como en su interior articulado en dos patios: el de Las Muñecas, que acoge las estancias privadas, y el de Las Doncellas, que distribuye a los espacios oficiales donde destaca el Salón de Embajadores, cubierto con una impresionante bóveda de cedro decorada con ricos azulejos y yeserías.
Ninguna modificación de importancia tuvo desde entonces este edificio, si bien entre los siglos XV y XVII se añadieron algunos elementos, bastante respetuosos con el estilo original como el Oratorio de los Reyes Católicos, que muestra el altar de La Visitación, obra renacentista del ceramista Francisco Niculoso (1504), introductor en Sevilla de la cerámica polícroma a la italiana.
En su interior, en el Cuarto del Almirante fundó la reina Isabel la Casa de Contratación (1503) y la Sala de Audiencias muestra la maqueta de la carabela de Colón y el bello retablo de La Virgen de los Mareantes (1531-36), obra de Alejo Fernández. Y en el Palacio del Emperador contrajo matrimonio en 1526 el rey Carlos I con su prima Isabel de Portugal, como consta en una de sus salas.
Bien Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987, de gran valor histórico son sus extensos jardines, delimitados en parte por el célebre Callejón del Agua del vecino Barrio de Santa Cruz, y por cuya parte superior corría el agua que lo abastecía. Estos jardines son bella muestra de este arte donde los musulmanes eran grandes maestros: distribuidos en terrazas con estanques y surtidores, en su interior se alza el Pabellón de Carlos V, un templete renacentista con galería porticada exterior de mediados del siglo XVI.
Foto: Superchilum (Wikimedia Commons)
Bibliografía:
. Real Alcázar de Sevilla.- web oficial del Real Alcázar de Sevilla, en: alcazarsevilla.org
. Real Alcázar de Sevilla.- en: andalucia.org
