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martes, 28 de marzo de 2023

La Calahorra.- Castillo-palacio del marqués de Cenete

 


El marqués de cenete, don Rodrigo de Vivar y Mendoza, primogénito del cardenal Mendoza, fue hombre de mentalidad y carácter propios de su época, pues poseyó una refinada cultura humanista al tiempo que se distinguió por ser personaje turbulento y extremadamente altivo.

Perteneciente a la rica familia de los Mendoza, pudo ver como su padre y sus primos levantaban suntuosos edificios en lo que parecía una pugna por conseguir los mayores logros donde protagonizar su mecenazgo. La saga la inicia el propio D. Pedro González de Mendoza, “El Gran Cardenal”, con la fundación del Colegio Mayor de Santa Cruz, de Valladolid; y luego tres sobrinos suyos levantan en La Alcarria otros tantos edificios notables: el palacio de Cogolludo (1491-1501) por Luis de la Cerda y Mendoza; el palacio de Antonio de Mendoza en Guadalajara, acabado en 1507; y el convento de San Antonio de Mondéjar, que costeó Íñigo López de Mendoza “El gran Tendilla”, entregado a los franciscanos en el año 1508.

Al conocer estos grandiosos edificios construidos por sus parientes cercanos, su orgullo debió incitarle a emularlos y superar la magnificencia de aquellos con uno que los superara; para ello necesitaba un lugar adecuado, por lo que eligió no solo el sitio en tierras granadinas, alejado de los otros, sino también un castillo ya comenzado en La Calahorra. La elección fue acertada, pues además de dominar las tierras de Guadix, esta era una imponente mole que ofrecía la ventaja de tener sus fuertes y desnudos muros ya casi acabados, posiblemente por el segoviano Lorenzo Vázquez, quien continuó trabajando en él.

El deseo del soberbio Cenete era crear una mansión excepcional y no solo habilitar el catillo para vivir en él. Para acabar sus muros ya contaba con la maestría de L.Vázquez, pero las modernas obras que deseaba creyó conveniente encomendarlas a los más avanzados maestros italianos, capaces de realizar una arquitectura distinta y de gran sabor clásico. Así, en 1509 encargó al genovés Michele Carlone las obras de su interior, que se acabaron en 1512, mientras que Vázquez remataba la estructura militar y otras en la planta superior.

Carlone trabajó con diligencia, encargando a su vez trabajos a otros maestros italianos, como piezas al marmolista lombardo Pietro da Gandria y en Carrara otras a Bartolomeo Pellicia. Además, por desear Cenete la perfección en su obra, hizo venir en 1510 a otros maestros, al parecer cuatro architetti lombardos y tres lavoratori ligures. Entre todos, con un definido plan de Carlone y bajo su dirección, se creó una extraordinaria arquitectura clásica como no se conocía hasta entonces en España.

Bien de Interés Cultural desde la temprana fecha de 1922, la composición de patio y escalera y sus portadas interiores esculpidas con motivos ornamentales lombardo aparecen por primera vez en nuestras decoraciones, resultando un palacio al estilo del quatrocento italiano, resuelto con un sentido clásico perfecto en su composición y proporciones.

Foto:Bjørn Christian Tørrissen (Wimimedia Commons).

Bibliografía:

*Historia de la Arquitectura Española. Tomo 3: Arquitectura Renacentista. Editorial Planeta, año 1986.