La tradición popular ha venido considerando durante siglos al Santo Rostro de la ciudad de Jaén como uno de los pliegues del paño con el que la Verónica enjugó el rostro de Cristo en su camino al Calvario.
No hay constancia documental cierta de los orígenes de esta reliquia y son varios los historiadores que han recogido distintas tradiciones que trataban sobre la llegada de este vestigio de la Pasión de Cristo al Santo Reino, que para algunos sería traída desde Roma por San Eufrasio, uno de los siete Varones Apostólicos y obispo de Jaén.
Los primeros datos ciertos sobre su presencia en la ciudad de Jaén datan del siglo XIV, y algunos investigadores enlazan sus primeras referencias con el pontificado de Nicolás de Biedma, quien ocupó su sede episcopal entre 1368-1378 y entre 1381-1383. Pudo haber sido él quien trajo hasta aquí La Verónica, como se llamó la reliquia en aquella época, si bien frente a esta hipótesis hay importantes dudas, pues cuando en su testamento declara heredera universal de sus bienes a la iglesia Catedral de Jaén que él empezó a edificar para sustituir a la antigua mezquita, no hace referencia a tan preciada reliquia que siempre recibió veneración de los fieles en ella, aunque sí existe constancia de que se guardaba en el Sagrario de la Iglesia Mayor siendo mostrada a los fieles en solo dos ocasiones al año: El Viernes Santo y el Día de la Asunción, titular de la catedral, bendiciéndose con ella los campos desde los balones del propio edificio.
Mostrar esta venerada reliquia atraía a muchos peregrinos en las dos ocasiones en que era expuesta anualmente. Por eso, y para evitar los inconvenientes derivados de la gran afluencia de fieles deseosos de besar y tocar la reliquia, el obispo Rodrigo Marín Rubio costeó en 1731 de su dinero un bello relicario que fue creado por el célebre orfebre cordobés Francisco José Valderrama, completado luego con el lazo que donara la duquesa de Montemar en el año 1823. Dicho lazo, desaparecido en los disturbios de la Guerra Civil en agosto de 1936, fue sustituido por otro cuando, acabada la Guerra, el Santo Rostro fue encontrado en un garaje cerca de París y devuelto a Jaén en 1940.
Hoy el lazo es considerado como una sugerente metáfora de la unión del Rostro de Cristo con el pueblo cristiano de Jaén, y la importancia de la reliquia del Santo Rostro es tan grande en esta tierra que el escudo provincial de Jaén lo incluye como su elemento principal, en el centro de su composición de campo cuartelado, enmarcado en un óvalo.
Foto: Higinio Montalvo Sastre (Wikimedia Commons)
Bibliografía:
* El Santo Rostro. Catedral de Jaén, en: catedraldejaen.org/santo-rostro/