Villablanca, localidad onubense situada en la Comarca de la Costa Occidental, en la zona más sur-occidental de la provincia y ya cerca de la frontera con Portugal, cuenta entre sus importantes puntos de interés con una singular ermita a las afueras de la población: la Ermita de Nuestra Señora de la Blanca.
Esta ermita fue levantada por los Marqueses de Ayamonte, que tenían a su cargo todo el marquesado, con el término de Ayamonte, Lepe, etc, La ermita está emplazada al nor-este del conjunto urbano del pueblo actual, que se fue construyendo años después, en el siglo XVI. De hecho, la parroquia del pueblo fue construida posteriormente ya que éste, llamado originariamente Puebla de Santa María de la Blanca, fue fundado unos dos siglos más tarde.
Según nos cuenta la tradición, la Virgen se apareció a un pastor de Lepe que cuidaba su rebaño por estas tierras; la imagen tenía forma de paloma de color blanco, y de ahí le viene el nombre de Virgen de la Blanca. Aquella paloma se posó sobre un olivo y fue justo encima de ese olivo donde hoy se encuentra el lugar más importante de esta construcción, el camarín de la Virgen. Según se desprende de la Carta Puebla, en el siglo XVI se generó el pueblo alrededor de la ermita.
La ermita, desde cuyo emplazamiento se puede ver todo el entorno rodeado de pinares y con vistas al mar, es una construcción de estilo mudéjar, de forma rectangular y con porche porticado en su acceso. Pertenece al tipo de iglesias de arco apuntado con alfiz, del tipo de la iglesia de Santo Domingo, de Lepe, y está organizada interiormente a partir de tres naves que se muestran separadas mediante arcos apuntados, siendo la nave central más alta que las laterales.
En su interior presenta una notable armadura de madera con tirantes dobles como artesonado con la que se cubre la nave central, mientras que la cabecera de la capilla, separada ésta del resto a través de un gran arco apuntado, aparece cubierta con una bóveda ochavada que se apoya sobre trompas.
Su arquitectura exterior es de una gran sencillez y belleza, y muestra una original fachada que arranca en un porche con dos arcos gemelos de medio punto, con dos ventanas y una sencilla espadaña donde se aloja la campana.
Su imagen exterior está dominada además por el color blanco con el que se impregnan todos sus muros, y también por los enormes contrafuertes en forma de talud que se muestran especialmente a los pies de la ermita, junto a su fachada principal.
Foto:Jesús Belzunce Gómez (Wiimedia Commons)
Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico