En el Aljarafe sevillano, y muy cerca de la capital hispalense, se encuentra la localidad de Camas, en el valle que forma una de las terrazas fluviales que con el tiempo fueron excavadas por el río Guadalquivir; una zona que desde épocas prehistóricas y gracias a sus inmejorable condiciones geográficas ha sido lugar apropiado para sucesivos asentamientos humanos, dando lugar en tiempos de Roma a importantes ciudades como Hispalis o Itálica.
Los primeros asentamientos del hombre se darían en las pequeñas alturas de esa vega fluvial -por miedo a las crecidas del río-, proporcionando los restos protohistóricos hallados y correspondientes al período que va del Paleolítico Inferior al Calcolítico, siendo quizás los tartessos unos de esos primeros pobladores como se puede deducir de los importantes restos encontrados en el Cerro del Carambolo, próximo al casco urbano de Camas.
El llamado Tesoro del Carambolo fue hallado de modo casual en el año 1958 durante las obras de reforma del edificio del Tiro de Pichón, de Camas, dando lugar entonces a excavaciones posteriores llevadas a cabo bajo la dirección del historiador y arqueólogo jienense Juan de Mata Carriazo. Este espectacular e inusual hallazgo está formado por un conjunto de un total de 21 objetos de oro tallados con distintas formas: 16 placas rectangulares, 2 pectorales o colgantes, dos brazaletes y un collar.
Posible obra de los siglos VII al VI a.d.C, el conjunto de todas estas piezas se encuentran en un más que aceptable estado de conservación debido a que fueron ocultadas en el interior de una estructura oval donde había además abundantes huesos de animales y cerámica del tipo que se ha denominado “del carambolo”, lo cual ha hecho pensar en un posible espacio de culto o destinado a algún tipo de ritual. En su ejecución se aprecian técnicas y estilos tanto del Bronce Final de la cuenca atlántica como de tierras orientales, poniendo de manifiesto la existencia de un taller local con técnicas tartéssico-orientalizantes con productos diferentes de los propiamente fenicios, con los que también se habían asociado.
Hoy la interpretación más aceptada es que sirvieran de exorno para uno o más dignatarios religiosos o políticos, ya que aunque todas las piezas que forman este tesoro parecen haber salido de un mismo taller, se pueden identificar dos subconjuntos, en base a la decoración. Otra interpretación reciente indica el posible uso de algunas piezas en el adorno de toros sagrados, basándose en similitudes arqueológicas y etnográficas.
Bien de Interés Cultural desde el año 2015, este Tesoro del Carambolo es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla y habitualmente permanece guardado en una caja fuerte de un banco. Dos copias permanecen en la capital hispalense, una en el Ayuntamiento de la ciudad y la otra en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Foto: Unknown author (Wikimedia Commons)
Bibliografía:
Tesoro del Carambolo. Obras singulares. Museo Arqueológico de Sevilla. Junta de Andalucía. Consejería de Turismo, Cultura y Deporte. En: museosdeandalucia.es