La ciudad de Montoro, situada sobre una pequeña elevación a orillas del Guadalquivir, al Este de la provincia de Córdoba, cuenta con grandes valores arquitectónicos y monumentales entre los que sobresalen su emblemático Puente, uno de los más bellos de la provincia de Córdoba, y esta iglesia de San Bartolomé, ambos del siglo XV, que sin duda han sido esenciales para que en el año 1969 la localidad lograra ser inscrita como Bien de Interés Cultural en categoría de Conjunto Histórico.
De su mejor etapa de esplendor nos queda esta iglesia de San Bartolomé, hecha casi en su totalidad con la característica piedra molinaza propia de la zona, en estilo tardogótico y con elementos renacentistas y manieristas, estos últimos debidos a los célebres arquitectos Hernán Ruiz, I y II, padre e hijo, respectivamente.
La iglesia debe su nombre a que la ciudad fue tomada definitivamente a los musulmanes en el día 24 de agosto (del año 1238 ó de 1240), día de San Bartolomé, por lo que este santo fue nombrado su patrón y titular de su iglesia parroquial. Se comenzó a construir a principios del siglo XV bajo el episcopado de D. Íñigo Manrique, quien en 1430 trasladó a esta iglesia la de Santa María de la Mota, la primera que tuvo Montoro, ubicada junto al Castillo, y que por esas fechas se había quedado pequeña, por lo que fue trasladada a este nuevo lugar que con el tiempo se convertiría en el centro neurálgico de la localidad.
Su magnífica portada a la plaza de España, en estilo gótico de transición al renacimiento, es obra de Hernán Ruiz I, de dos cuerpos de altura, donde el inferior muestra su puerta adintelada y el clásico marco achaflanado decorado con motivo “de galleta” flanqueado por columnas adosadas y superpuestas; sus capiteles decorados con cardinas sirven de base a las esculturas de San Bartolomé y Santiago. Sobre el dintel de la puerta se alza el segundo cuerpo, con un gran friso a modo de dintel de cuyos extremos parte un arco de medio punto sobre el que remonta otro de tipo conopial que en su parte central sirve de soporte a una imagen de la Virgen, todo ello decorado con hojarasca gótica y enmarcado por un gran alfiz.
Al exterior destaca también su gran torre, inconclusa y con solo un cuerpo de altura hasta que en 1817 adquiere su imagen actual elevándose sobre su base un robusto campanario neoclásico dotada con pilastras en las aristas y una baranda corrida. Un tercer cuerpo de planta octogonal también aloja campanas y se corona con una cúpula semiesférica.
Bien de Interés Cultural desde 2002, de sus tres naves interiores sobresale la central, cubierta con artesonado con labores de estrellas de lazo y piñas de mocárabes y tirantes decorados.
Foto: Heparina 1985 (Wikimedia Commons).-
Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico