En el año 1212 una coalición de reyes cristianos derrotó a los musulmanes en el lugar de las Navas de Tolosa, quedando su imperio fragmentado en una serie de reinos demasiado débiles y desunidos como para hacer frente a los ejércitos del norte, pasando a manos de Castilla, Aragón, o Portugal, uno tras otro a lo largo del siglo XIII, de modo que en 1268 sólo el sultanato granadino quedó en poder islámico.
Su fundador, Muhammad benYusuf ben Nasr, llamado Al-Ahmar –el rojo-, se hizo fuerte en tierras jienenses, y aprovechó la caída de los almohades y su alianza con el rey Fernando III de Castila para proclamarse sultán y extender hacia el sur sus dominios, que pronto abarcarían tierras malagueñas, almerienses y granadinas, en cuya capital instaló su sede. La supervivencia del sultanato quedaba garantizada por un tratado en el que Muhammad I se reconocía vasallo y tributario de Castilla, hecho que se mantendría con altibajos hasta el siglo XV.
La llegada a la ciudad de Granada de artistas y pensadores procedentes de los territorios conquistados por los cristianos permitió que la cultura floreciera como nunca, y especialmente en los dos últimos tercios del siglo XIV, tiempo de mayor estabilidad política y económica del sultanato.
En el extremo del cerro de la Sabika, uno de los tres donde se asienta Granada, había desde tiempos del califato una fortaleza para defensa de la ciudad. Al-Ahmar ordenó su reconstrucción, transformándola en la actual Alcazaba, la zona más antigua del conjunto, donde se crearon edificios militares y viviendas. Y también prolongó sus murallas hasta abarcar la colina entera, para crearse en su interior un palacio que sólo pudo iniciar, pero que sus sucesores convirtieron durante los siglos XIII y XIV en la suntuosa Casa Real Vieja, llamada así para distinguirla de la Casa Real Nueva, el palacio renacentista que Carlos I creó en las caballerizas de la anterior. La Casa Real Vieja está formada en realidad por dos palacios, el de Comares y el de Los Leones, ambos rodeados de jardines y centrados en torno a patios interiores presididos por fuentes o estanques.
El Palacio de Comares, construido en su mayor parte en tiempos de YusufI (1222-1354), abre sus estancias al espléndido Patio de los Arrayanes, y en él se ubican las salas administrativas y de representación, como la Sala del Mexuar y la del Trono. El de Los Leones fue construido por Muhammad V (1354-1391) como residencia privada, organizada en torno a un patio en cuyo centro está la célebre fuente sostenida por doce leones, regalo del emperador de Bizancio y hoy convertido en símbolo de la Alhambra; alrededor de este patio se abren salas ricamente decoradas y no menos célebre como la de los Abencerrajes y la de las Dos Hermanas.
Declarada Patrimonio de la Humanidad desde el año 1984, junto a la Alhambra, al otro lado del Darro, se alza el Generalife como zona de recreo y descanso, remodelado por Ismail I para celebrar su victoria sobre los castellanos en Sierra Elvira, con espacios dotados con exquisitas fuentes y jardines.
Foto: Carlos Ruiz Serrano.
Bibliografía:
*Historia de la Arquitectura Española. Tomo 2: Arqu. gótica, mudéjar e hispanomusulmana, ed. Planeta, año 1986. * Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico