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lunes, 10 de julio de 2023

Alcalá de Guadaíra.- Castillo

 


El complejo fortificado de Alcalá de Guadaíra es el resultado de un amplio proceso de superposiciones y transformaciones de estructuras militares y domésticas que incluye la existencia en todo su ámbito de un asentamiento ibérico cierto, según las excavaciones arqueológicas realizadas. A este primer período responden estructuras defensivas del siglo II a.C. excavadas en el tramo norte del castillo bajo la muralla almohade.

Existen hipótesis sobre una posible fortificación romana en el lugar, estando demostrado el asentamiento humano en torno al siglo I a.C.

Alcalá creció en la época andalusí y los almohades la convirtieron en el siglo XII en bastión defensivo, aljibe y tahona de la capital, desarrollándose entonces en el emplazamiento actual y con la denominación de Al-Qalat ued-Xira, la fortaleza del río del abasto, síntesis gráfica de sus rasgos fundamentales: un castillo imponente sobre una curva del río Guadaíra moviendo multitud de molinos harineros, y bajo la poderosa alcazaba expandiéndose el caserío amurallado, germen del casco antiguo de la ciudad actual.

El castillo se encuentra flanqueado por un total de once torres, nueve de planta irregular y dos poligonales, formando en su interior dos recintos o patios; la muralla que lo circunda tiene dos metros de espesor y está coronada por almenas y provista de saeteras.

Al fondo del castillo se halla lo que debió de constituir el Alcázar o palacio, con las habitaciones del alcaide o gobernador y personas importantes que allí se alojaran, entre los que cabe mencionar a los propios Reyes Católicos y al emperador Carlos I durante sus visitas a la zona.

La conquista cristiana de Alcalá se produce entre los años 1246 y 1247; la ciudad se rinde al ejercito de Fernando III el Santo y el catillo le es entregado a éste por el rey granadino Aben Alamar, vasallo de aquél. La posesión de este castillo, que en este tiempo adquiere su configuración definitiva, serviría luego para la tan ansiada conquista de la ciudad de Sevilla, de cuyos Fueros dependió luego a consecuencia del Repartimiento realizado en 1253 por su sucesor, el rey Alfonso X el Sabio.

El castillo se convertiría luego en prisión por la que pasaron importantes personajes como D. Diego García de Calatrava, Maestre de la Orden de Calatrava, el arzobispo de Braga, D. Juan Cardella, y el III Duque de Osuna D. Pedro Girón, entre otros.

Posteriormente el castillo pasó a ser propiedad del conde de Arcos, y luego también del conde de Niebla, realizándose en él obras de envergadura hasta principios del siglo XVI.

Bien de Interés Cultural desde 1924, el castillo se ha sometido a trabajos de restauración en varias ocasiones desde finales del siglo XX, recuperándose torres y rehabilitando murallas y su camino de ronda sobre ellas.


Foto: Carlos Ruiz Serrano.

Bibliografía:

* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico