Oria, localidad almeriense de la comarca del Valle del Almanzora, posee en su casco urbano una importante iglesia dedicada a la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes. Estructurada de modo similar a la gran iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio, aunque de menor tamaño y con ornamentación más contenida, constituye al igual que la velezana un magnífico ejemplo del barroco tardío almeriense, ya que su construcción data de la segunda mitad del siglo XVIII.
Su edificación, creada entre 1767 y 1779, como las del resto de las poblaciones que constituían el Marquesado, se debe a la configuración de la Iglesia del Reino de Granada que obligaba a los nobles a edificar y mantener en buen estado las iglesias parroquiales recibiendo a cambio partes de los diezmos que se obtenían. Pero los pleitos entre los obispos almerienses y el marqués por los criterios de las partes correspondientes ocasionaron construcciones muy diferentes en sus dominios, en un proceso largo y con distintos resultados artísticos.
En el siglo XVIII, con la mejora de la economía, los nuevos estilos arquitectónicos y el gusto por la ostentación en la sociedad, se inició la construcción de esta iglesia de Oria, obra emblemática del barroco dieciochesco almeriense. Iniciada por el X Marqués de los Vélez y Villafranca en 1767, su conclusión le correspondió a su hijo, el XI Marqués y Duque de Alba; en la puerta de la torre existe una inscripción que hace alusión a la construcción de este templo, que en 1810, en la Guerra de la Independencia, fue profanada e incendiada por los franceses.
La iglesia, que en el año 1882 fue elevada a la categoría de Basílica Menor por el Papa León XIII, resultó gravemente dañada por un incendio el 6 de octubre de 1889 por el que quedaron destrozados todos sus ornamentos y parte de la bóveda de la Sacristía; desperfectos que fueron subsanados por un benefactor, Ricardo Gutiérrez Roig, en cuyo honor se colocó una placa en el templo. Pero la mala estrella de esta gran iglesia no acabó ahí, ya que durante la Guerra Civil fue convertida en plaza de mercado, y posteriormente en cine.
Al exterior destaca su portada, sin duda el elemento más importante del conjunto, que recoge la influencia del gran templo barroco almeriense: la iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio, aunque con menores pretensiones. Dicha influencia se debe a la intervención en su construcción de Fray Pedro de San Agustín, autor de la iglesia velezana. También destaca la torre, de gran personalidad en el conjunto, que domina con su gran altura al resto del edificio y que se construye completamente de ladrillo, enlazando con la tradición mudéjar.
Bien de Interés Cultural desde el año 1999, la iglesia, de tres naves, presenta estructura de cruz latina inscrita en un rectángulo. El coro se coloca a los pies sobre arco carpanel, rasgo medieval tradicional en la arquitectura almeriense, y muestra cubiertas abovedadas con lunetos y cúpula de media naranja sobre el crucero.
Foto: Carlosjvives (Wikimedia Commons)
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Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico