La villa de Tíjola, como la de Serón, fue cedida a don Diego López Pacheco mediante carta otorgada en 1492 por los Reyes Católicos, por lo que ambos municipios pasaron a formar parte del marquesado de Villena con sus tierras y vasallos, fortalezas y castillos, y con la obligación de mantener y dotar las iglesias de ambos lugares.
En junio de 1506 el ejecutor de las bulas papales, Fray Juan del Puerto, pidió prueba de que el marqués había erigido y dotado convenientemente ambas iglesias, comprobando en 1563 el obispo Antonio Corrionero la precariedad del templo de Tíjola, por lo que interpuso demanda contra el marqués para que atendiera la reedificación de la iglesia. Sería en 1566 cuando se dicta sentencia por la que se obliga reedificarla, construyéndose el templo poco antes de la rebelión de los moriscos con tan mala fortuna que quedó destruida durante sus revueltas, quedando aún sin acabar su construcción en el año 1589.
Años después, ya en el siglo XVII, el obispo Portocarrero pudo comprobar en visita pastoral el mal estado de las iglesias pertenecientes al marqués de Villena junto a otras de su diócesis, por lo que recurrió a los tribunales para obligar a sus responsables a reedificarlas y mantenerlas, siendo requeridos en 1641 sus respectivos alcaldes a hacer cumplir las reales ejecutorias para las iglesias de cada localidad.
La iglesia de Tíjola se organiza a partir de una sola nave a la que se adosaron distintas capillas, consecuencia del mecenazgo privado, creándose la sensación de naves laterales. Presenta cabecera recta y presbiterio rectangular cubierto con bóveda de arista, ligeramente elevado respecto al cuerpo de la iglesia al que se abre a través de un arco triunfal de gran luz. En la fachada principal se alza la torre, con dos cuerpos de planta cuadrada, el superior algo retraído, separado por una ligera cornisa y con hueco de medio punto en cada uno de sus frentes, en contraste con el cuerpo bajo, muy robusto y casi sin huecos. La fábrica de esta iglesia personaliza el paisaje urbano de Tíjola con la imagen compositiva del juego de los volúmenes de sus diferentes espacios internos y las soluciones de sus cubiertas.
Al interior destacan la cubierta de su única nave, una armadura de madera de limabordón que concentra su ornamentación en el almizate, y a los pies el coro, apoyado sobre grandes vigas que descansan en zapatas. En el lado del Evangelio se abren cuatro capillas comunicadas entre sí por arcos de medio punto, donde destaca la segunda, dedicada a la Virgen de los Dolores, que sobresale del exterior del perímetro de la iglesia con un camarín de planta octogonal y que muestra sobre la entrada el escudo de los Herrán. En el lado de la Epístola se alzan la Sacristía, la capilla del Sagrario -de grandes dimensiones-, y la capilla de Ánimas.
Bien de Interés Cultural desde el año 2004, la iglesia dispone de dos portadas exteriores, incluyendo en la de los pies el escudo del obispo Fray Luis Venegas de Figueroa, y en la del costado norte el blasón de los Enríquez.
*Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.