El origen del Balneario de Lanjarón se remonta a los años finales del siglo XVIII, cuando se descubren sus aguas y con ellas sus propiedades curativas, comenzando a ser usadas las aguas del manantial “Capilla” en el año 1774 con fines terapéuticos, punto de partida desde el que se empiezan a gestionar y a explotar éste y el resto de los manantiales que se hallaban en las proximidades de la zona.
En el siglo XIX la explotación pasó a propiedad de la duquesa de Santoña, quien realizó obras de ampliación, como la instalación de baños termales y la adecuación del uso apropiado de las fuentes, al tiempo que en Lanjarón se comenzaban a crear hoteles para alojar a clientes y visitantes llegados “a tomar las aguas” por recomendaciones médicas, haciendo de éste un lugar de veraneo frecuentado por la burguesía andaluza.
A finales de ese siglo la familia Carrillo, de Santa Fe, se hace con la propiedad de las aguas de Lanjarón, comprando además varias fincas colindantes para posibilitar futuras ampliaciones del balneario, modernizando sus instalaciones y edificando nuevos volúmenes para el baño, en una época en la que también se promueve la venta de agua embotellada que pronto se vende en la capital. Todo este proceso aumentaría la actividad de empresarios que abrían nuevos hoteles y comercios, dotando de fuerte impulso económico a la localidad.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, la gestión pasa a manos de otro vecino de Santa Fe, Manuel Gallardo, quien adquiere nuevas fincas anexas y crea la explotación de las “Aguas y Baños Minero-Medicinales de Lanjarón”.
El gran edificio de ladrillo en dos plantas que hoy existe y que aún constituye la imagen representativa del Balneario de Lanjarón, se creó entre los años 1928-1930. La planta baja estaba formada por un amplio salón que alojaba las fuentes medicinales a las que acudían los “agüistas” y sus acompañantes. La planta alta se destinó a lujosa sala de fiesta y baile, a modo de gran Salón Bar Casino, dotado con todos los adelantos modernos; tanto en su construcción como en su decorado.
Su fachada, construida en ladrillo visto, se presenta modulada mediante pilastras que lo recorren verticalmente y lo dividen en paños en los que se abren grandes huecos acristalados en ambas plantas, quedando el edificio coronado por una cornisa apoyada sobre canes de ladrillo donde apoya la cubierta de teja curva del conjunto. Dos elegantes torres en los extremos, también en ladrillo visto, de tres plantas de altura y algo adelantadas respecto al resto del edificio, flanquean la gran fachada y muestran bellas composiciones de arcos en sus frentes en cada planta, configurando la superior a modo de torre-mirador, cerrada con triple arcada en sus frentes principales.
Lugar de descanso y reunión de personajes de la monarquía y famosos como Virginia Wolf, Beltrand Rusell, Manuel de Falla o Federico García Lorca, su prestigio ha sido constante, y en sus instalaciones recientemente el Balneario ha abierto su propio hotel de 4 estrellas.
Foto: Marina Ruiz L.
Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
* Balneario de Lanjarón. Pasado y presente. En: balneariodelanjaron.es