El castillo de Arcos de la Frontera se encuentra ubicado sobre un espectacular emplazamiento, asomado a la parte más elevada de un alto tajo que cae en picado sobre un profundo meandro que forma en su base el río Guadalete y al cual muestra todo su flanco suroeste.
A su interior se accede desde la amplia Plaza del Cabildo, epicentro de la zona más monumental de la ciudad y donde también se encuentran la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento, el Parador Nacional de Turismo y el Mirador Nuevo, desde donde las vistas son de vértigo. Desde esta plaza, y pasando bajo el arco donde antes estuvo el oratorio del Ayuntamiento, un paso en recodo conduce a su entrada, sencilla, donde puede verse el escudo de los Duques de Arcos.
De planta trapezoidal y unos 3.600 m2 de superficie, su estructura se distribuye alrededor de un gran patio -actualmente ajardinado- que conserva un amplio aljibe subterráneo.
Su alto frente suroeste es parcialmente visible por encima del blanco edificio del ayuntamiento por donde asoman las almenas y dos de sus torres (en la imagen): la del Secreto y la del Homenaje, esta última levantada en el siglo XV por Rodrigo Ponce de León, primer Marqués de Cádiz.
En origen este castillo fue un alcázar de los reyes taifas locales creado en el siglo XI, aunque puede que ya existiera una fortificación romana anterior en este mismo lugar, a juzgar por los vestigios romanos hallados en el recinto.
Como reino de Taifa duró poco, pues pronto fue absorbido por el rey Al-Mutamid de Sevilla.
Tras la ocupación y pérdida por las fuerzas castellanas, la ciudad fue finalmente tomada por Alfonso X El Sabio en 1264 y convertida en importante plaza fronteriza. En 1440 pasó a manos de los Ponce de León, cuando tomó una función y un aspecto más palaciego, que es con el que ha llegado a nuestros días.
El Terremoto de Lisboa de 1755 lo dañó gravemente, cayendo entonces uno de los muros exteriores sobre el foso -lo que dio lugar a la actual Calle Nueva-, y perdiendo también dos de sus torres.
Durante la Guerra de la Independencia (1810-1812) las tropas napoleónicas lo usaron como cuartel, con las consiguientes reformas creadas para uso de las nuevas armas de artillería, quedando luego abandonado y en mal estado tras el conflicto.
A principios del siglo XX ya debía estar casi en ruina porque para entonces se había planteado su demolición; pero fue vendido a la inglesa Violeta Buck que afortunadamente se dedicó a su restauración, al igual que luego sus nuevos propietarios la familia Mora-Figueroa, marqueses de Tamarón.
Bien de Interés Cultural desde el año 1985, el castillo no es visitable salvo en ocasiones muy especiales y programadas, dada su condición de ser propiedad privada.
Foto: Carlos Ruiz Serrano
Bibliografía:
. Castillo de Arcos de la Frontera.- Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
. Castillo de Arcos de la Frontera.- Fortificaciones de España, en: https://castillosricsol.es/castillo-de-arcos-de-la-frontera/