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domingo, 23 de abril de 2023

La Palma del Condado.- Iglesia de San Juan Bautista

 


En el tercer cuarto del siglo XVIII se vive en la zona de Huelva un intenso auge constructivo a consecuencia del Terremoto de Lisboa de 1755 que afectó sobre todo al área onubense, donde muchos edificios religiosos, los únicos con cierta altura, hubieron de rehacerse por haberse caído o quedado arruinado. Cuando este proceso estaba en marcha, otro terremoto, en 1761, agravó aún más el estado de los que quedaban en pie, por lo que hubo que reconstruir la mayoría de sus iglesias parroquiales, en especial sus torres, que se derrumbaron todas casi sin excepción. Dicha reconstrucción fue llevada a cabo en gran parte por arquitectos sevillanos, ya que por entonces la actual provincia de Huelva pertenecía a la Diócesis de Sevilla.

Arruinada la primitiva iglesia parroquial de La Palma del Condado a consecuencia del Terremoto de Lisboa se inició la edificación de una nueva bajo la dirección del arquitecto Pedro de San Martín, quien usó sus propias trazas para su construcción. Más tarde, en 1759, Pedro de Silva asumió la dirección de las obras, ya avanzadas hasta la altura de cornisas, correspondiéndole a él por tanto cerrar sus bóvedas, edificar su torre y trazar la portada, ocupándose de estos trabajos hasta el año 1776 en que se acabó este bello templo.

La estructura conservadora que muestra el interior de sus tres naves con cúpula sobre el crucero, contrasta con la dinámica presencia de sus exteriores, especialmente de su fachada principal, revestida de blanco y perfilada con airosas líneas ondulantes de decidido ritmo ascensorial. En su remate destaca la presencia de un pequeño frontispicio en el centro y dos menudos pináculos apiramidados en los extremos.

Atención especial merece su portada, creada toda ella en perfecto aparejo de ladrillo visto, cuyo color contrasta con el fondo blanco del resto, que se alza en dos cuerpos de altura. En el primero, y enmarcado entre columnas jónicas pareadas, se abre el hueco central con arco de medio punto, mientras que en dos calles laterales se muestran hornacinas con esculturas. El segundo cuerpo, más reducido, acoge una gran hornacina donde se incluye una imagen de la Inmaculada. Un potente cordón mixtilíneo y ondulado enfatiza esta parte superior de la portada, que se corona con un frontón curvo rematado por ligeros pináculos.

Bien de Interés Cultural desde el año 2010, lo más llamativo de esta iglesia es su espectacular torre, levantada en su flanco izquierdo, quizás la más airosa de cuantas se trazaron y levantaron en el área onubense. Su alto fuste de planta cuadrada, abierto solo en pequeñas ventanas superpuestas, se corona con un elegante cuerpo de campanas con tres arcos en cada uno de sus frentes. Un especial atractivo presenta la aplicación de azulejos en colores blanco y azul, que siguiendo esquemas geométricos reviste su campanario, la balaustrada con que se remata y el esbelto y puntiagudo chapitel que intensifica el espíritu de ligereza ascensorial que posee esta bella torre.


Foto: Carlos Ruiz Serrano

Bibliografía:

*Historia de la Arquitectura Española. Tomo 4: Arquitectura Renacentista. Editorial Planeta, año 1986.