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jueves, 18 de mayo de 2023

Jerez de la Frontera.- El Alcázar

 


La ciudad de Jerez tiene un origen medieval. Se sabe que tras el final del Califato y la aparición de los reinos independientes de Taifas, este era un pequeño núcleo urbano asociado al reino de Arcos que con el declive de los almorávides a mediados del siglo XII logró independizarse hasta la llegada de los almohades, alcanzando con ellos relevancia poblacional, económica y política.

Es en ese momento cuando se construye la muralla de la ciudad, con un recinto interior de planta cuadrangular de unos 3 kms de perímetro, jalonado de torres a tramos regulares, en cuyo extremo sur, y en la parte más elevada de su interior, se levantó el Alcázar con claro dominio sobre la ciudad y su entorno, formando parte del sistema defensivo pero independiente, con murallas propias y torres y dos puertas de acceso.

El Alcázar tuvo en origen 12 torres, de las que quedan siete, algunas modificadas, así como sus dos puertas: la que comunicaba con la medina, más representativa y monumental, y la de extramuros, más vulnerable, diseñada en triple recodo, entre torres y con un pasillo angosto. Las construcciones islámicas que se conservan son del período almohade, de los siglos XII y XIII, pero el interior del Alcázar se encuentra modificado por intervenciones posteriores, en especial desde el siglo XVIII hasta hoy.

Tras la toma de la ciudad por Alfonso X El Sabio en 1264, el alcázar pasó a propiedad real convertido en residencia de los alcaides que debían conservarlo para la corona; pero cuando la frontera se alejó de la zona, y en especial tras la Batalla del Salado de 1340, comenzó un período de abandono hasta la llegada de Rodrigo Ponce de León que se ocupó de sus mejoras y reparaciones.

Nuevos abandonos en el siglo XVII acabaron cuando entró Lorenzo Fernández de Villavicencio, personaje influyente de la ciudad, a quien se debe la construcción del molino de aceite y el Palacio de Villavicencio en su interior, un gran palacio barroco creado como residencia familiar sobre las ruinas del anterior palacio islámico.

Tras nuevos abandonos, en 1926 fue vendido al bodeguero Salvador Díez, quien acomete obras de reforma, pasando a sus herederos hasta los años sesenta del siglo XX cuando pasó a propiedad municipal por compra del ayuntamiento en 1968, con importantes restauraciones como la de José Menéndez Pidal sobre la Mezquita. Finalmente, en mayo de 1998 el Alcázar se abrió al público recuperado para la sociedad en todo su esplendor.

Bien de Interés Cultural desde el año 1931, el Alcázar de Jerez cuenta con importantes joyas arquitectónicas como su espléndida Mezquita islámica, perfectamente restaurada. Además, hoy su barroco palacio de Villavicencio está convertido en un magnífico Museo, y en la parte superior de su torre se ha instalado la Cámara Oscura, un complejo juego de espejos con el que es posible ver en tiempo real desde la torre más alta de la ciudad cómo se desarrolla la vida en sus calles.

Foto: Carlos Ruiz Serrano

Bibliografía:

*Historia del Alcázar. Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, en: jerez.es