De entre la arquitectura onubense de la época barroca destaca el convento de Nuestra Señora de la Merced, fundado en 1605 por don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, y comenzado a construir poco después bajo dirección del maestro Pedro Gómez Utebami. Poca información dan los cronistas de la época sobre las características o el estilo de su primitiva iglesia, cuyas trazas se atribuyen a distintos arquitectos como Alonso de Vandelvira, maestro de las obras de la zona del Condado, Fray Juan de Santa María, o el maestro Martín Rodríguez de Castro.
El edificio actual del siglo XVIII sustituye al anterior, erigido un siglo antes, y que el Terremoto de Lisboa de 1755 dejó en estado ruinoso. Se comenzaron las obras a partir de esa fecha, aunque nunca llegaron a su fin por diferentes motivos como la invasión francesa de hacia 1809, la supresión de los Señoríos Jurisdiccionales en 1811 y la abolición de comunidades religiosas masculinas en 1835.
Desde aquel último año, al pasar el convento a propiedad provincial pasó también por distintos usos: se sabe que la residencia fue destinada a cuartel en 1849, y que en 1878 acogió al Instituto de 2ª Enseñanza, la Diputación Provincial y el Hospital General Provincial, uso éste que luego se extendería al resto. Las distintas dependencias del sector doméstico, ordenadas alrededor de claustros gemelos trazados en paralelo, de tres cuerpos superpuestos y cerradas galerías, reflejan aún el carácter conventual del edificio. Por su parte, la iglesia pasaría a ser la capilla del Hospital, Parroquia y Catedral. Después del seísmo de 1968 fue de nuevo clausurada al culto, y más tarde, ya declarada Monumento Histórico-Artístico, se inició de nuevo su restauración en 1971 bajo la dirección del arquitecto Rafael Manzano Martos. Su proclamación como catedral data del año 1954, al crearse la nueva Diócesis de Huelva.
La iglesia presenta planta y alzado de carácter academizante. Se encargó de su restauración a Ambrosio de Figueroa. Su composición interior, de tres naves, muestra cinco tramos, crucero y cabecera con capillas acabadas en testero plano. La nave central, con tribuna para coro, es más ancha que las laterales y se cubre por bóveda de cañón, mientras que las otras son bóvedas de arista. El crucero se cubre con elegante cúpula sobre pechinas, que con su elevado tambor y airosa linterna ilumina el amplio presbiterio de mármol rojo y gris.
Bien de interés Cultural desde el año 1970, al exterior la iglesia reduce casi todo su ornato a la portada principal, que a modo de tapiz queda enmarcada entre dos torres iguales e inconclusas coronadas por espadañas barrocas. Entre sus elementos decorativos, propio de los Figueroa, destacan las pilastras que, dispuestas en doble orden encuadran huecos y hornacinas en un ordenado conjunto formado por tres cuerpos de altura y tres calles verticales, de moderado estilo barroco y sabor colonial.
Foto: Carlos Ruiz Serrano.
Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.