Los orígenes históricos de este castillo de Gérgal ascienden a la época de la denominación islámica, cuando el lugar era de alto valor estratégico al estar situado en un cruce de caminos que enlazaba con la Sierra de los Filabres, a cuya comarca almeriense pertenece hoy. A pesar de eso, la fortaleza no aparece citada hasta la llegada del periodo nazarí, cuando es integrada en una línea defensiva de castillos, siendo éste demolido durante la reconquista cuando lo ocuparon las tropas cristianas para evitar sublevaciones.
La reconstrucción del castillo se llevó a cabo en la primera mitad del siglo XVI, pues en 1555 ya aparece citado como tal “sobre los solares de una vieja fortaleza islámica”, y tuvo un protagonismo importante durante la rebelión de los moriscos del año 1568. Después de estos sucesos la zona tardó en ser repoblada, siendo reconstruido de nuevo el castillo durante el siglo XVII.
Se tienen pocas noticias sobre él durante los siglos XVII y XVIII; a mediados de esta última centuria el señorío pasó a la Marquesa de las Sigardas, que parece que lo usó para la recolección de los diezmos que por privilegio le correspondían. Más adelante, ya en el siglo XX, pasó de pertenecer al marqués de Portocarrero a ser propiedad de los Fernández de Córdoba, quienes lo ofrecen en propiedad al ayuntamiento mediante donación con la condición de que lo restaurasen. El ayuntamiento no aceptó la proposición por la carencia de medios para cumplir esa condición, por lo que el castillo salió a subasta el 26 de abril de 1972, siendo adquirido por particulares del propio pueblo de Gérgal, que al año siguiente iniciaron su restauración.
El castillo se encuentra emplazado sobre una colina, al norte de la localidad. A su alrededor existen indicios de restos de estructuras de habitación, quizás correspondientes al asentamiento morisco de la Gérgal tardo-medieval.
La planta del castillo es un cuadrado al que se adosan torres en sus esquinas. Del volumen del edificio destaca el cuerpo central, también cuadrado, que sobresale en altura del resto de sus elementos. En su estructura, disposición e imagen general predomina la función de defensa sobre la de uso residencial, como puede observarse en la protección de su puerta de acceso, el uso de postigo y no de puerta para su entrada, o la presencia de almenas y troneras en los muros. Respecto a las cubiertas, las cuatro torres se cubren mediante secciones cónicas creadas en mampostería de piedra de pizarra, igual que el resto del edificio; el cuerpo central muestra una cubierta plana tipo azotea, y el bastión que aloja un patio en su interior aparece coronado por mediante un paso de ronda almenado.
Bien de Interés Cultural desde el año 1985, hoy el castillo de Gérgal sigue siendo una de las imágenes más reconocibles de la localidad, pues su privilegiada ubicación en el pueblo hace que constituya uno de los hitos inconfundibles del municipio.
Foto: Schumi4ever (Wikimedia Commons).-
Bibliografía:
* Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
