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martes, 14 de marzo de 2023

Sevilla.- Catedral.


La catedral de Sevilla se instaló en la mezquita almohade desde el año de su reconquista, en 1248. Durante el siglo XIV se va reformando el viejo edificio, pero su estado cayó en ruina a causa de varios terremotos. Ya en 1401 el capítulo catedralicio decidió al fin “que se labre otra iglesia, tal e tan buena, que no haya otra su igual”.

Se procedió a derribar la mezquita, dejando en pie solo la torre y el patio de los Naranjos, y la Capilla Real que, por ser de patronato regio no podía ser demolida sin autorización del rey, y por lo que se hubo de empezar por los pies del templo. La primera piedra se colocó en 1403 y en 1432, acabada la mitad occidental, se pidió permiso a Juan II para derribar la Capilla Real, lo cual le fue concedido, pudiéndose continuar quedando definitivamente cerradas sus bóvedas en 1506, más de un siglo después de su inicio. Ese mismo año se desplomaría la bóveda central del crucero (el cimborrio), que rehízo el maestro Juan Gil de Hontañón a 40m de altura, tal como se ve hoy, inaugurándose de nuevo el templo en 1519. Muy posteriormente, en el siglo XIX hubo un nuevo derrumbe del crucero, y junto con su reedificación se labraron entonces las dos portadas neogóticas de sus extremos.

Acabada la iglesia gótica con sus altas cinco naves de grandes proporciones, pronto se le fueron añadiendo otras dependencias, ahora en estilo plateresco y renacentista, con la intervención de los más prestigiosos arquitectos del momento. Así, ya en tiempos de Carlos I, y con su permiso, se derribó el ábside poligonal para ubicar allí la actual Capilla Real. Por entonces, en 1528, Diego de Riaño construyó las capillas del Trascoro, diseñó e inició la Sacristía Mayor y trazó su espléndida Sala Capitular de planta elíptica, uno de los más sobrios espacios de nuestra arquitectura. Martín Gaínza levantó en 1535 la Sala Capitular e inició la Capilla Real, cuyo fin era servir de panteón a los reyes, y que conserva el cuerpo incorrupto del conquistador de la ciudad, Fernando III El Santo. Mención especial merece la transformación del alminar de la antigua mezquita, la Giralda, en campanario cristiano, una obra muy audaz y genial de Hernán Ruiz II El Mozo iniciada en el año 1558,

Bien de Interés Cultural desde 1929 y Patrimonio de la Humanidad desde 1987, de su extenso contenido artístico destaca su Retablo Mayor, el más extenso del mundo cristiano, que con más de un millar de imágenes talladas por distintos maestros desde 1482 a 1564 explica la Historia Sagrada. Se citan también el grandioso sepulcro de Cristóbal Colón, de corte romántico, obra de Arturo Mélida de 1891, el Cristo de la Clemencia, obra máxima de Martínez Montañés que se halla en la Sacristía de los Cálices, la llamada Custodia Grande, la mayor pieza de plata en su género, obra de Juan de Arfe, o la Capilla de San Hermenegildo, que guarda el sepulcro del cardenal Cervantes, obra de Lorenzo Mercadante de 1458.


Foto: Carlos Ruiz Serrano.-

Bibliografía:

*Historia de la Arquitectura Española. Tomo 2. Editorial Planeta, año 1985.

*Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.